la vida es bella

lunes, 7 de noviembre de 2011

 EL ARTE DE ENSEÑAR

     "Bien sabemos que el ser maestro es aquel que sabe educir, es decir, sacar del interior del hombre y  la mujer, de lo bueno, lo mejor para dar al mundo. El maestro es aquel que con una palabra puede calmar las tormentas, porque sabe que en él está la paz, la armonía, el conocimiento, aquel que con sus actos y ejemplo puede cambiar el mundo entero.




     Enseñar es sembrar en tierra fértil los lirios del mañana, es dejar germinar el grano de mostaza que crece fuerte, erguido y no se tuerce con las inclemencias del tiempo, es verter el vino nuevo en odres nuevos y no lo contrario.




     Enseñar es trazar el camino, mostrar cómo cruzarlo, poniéndole corazón a todo lo que se hace, llenando de amor todo lo que le rodea, llenando de amor las aulas. El maestro, símbolo perfecto de trabajo, arte, profesión y vocación y servicio, pero ¿Qué es la vocación? ¿Qué es la profesión? ¿Qué es el arte?




     El arte es la expresión del alma, que nos hace evocar lo más bello, bueno, grande y justo, la armonía que hay entre el hombre y su entorno, el arte es la expresión eterna que lleva en él la mano de Dios.


       La vocación es la voluntad puesta a prueba, es la combinación de eficacia y eficiencia. La eficacia es hacer las cosas bien hechas y con buena voluntad, la eficiencia es hacer las cosas lo más rápido posible, pero hacerlas bien, lleva implícito el arte y la vocación de servicio.


     La profesión se hace con la práctica, el que es maestro, el profesional en la educación, está siempre apoyando, escuchando, orientando, enseñando. La profesión va acompañada con el arte y la vocación, el maestro que no es profesional no pone en práctica la vocación y el arte en sí.


     Jamás se llegará a ser maestro cuando nuestras aulas estén tristes y abandonadas, sin vida, y nuestro ánimo lleno de tristeza, cuando las palabras sean látigos hirientes, cuando no sean alimento grato para dar, ni cuando las manos no den ese abrazo afectuoso que quita el frío de la soledad, ni el alma irradia calor que consuele las tristezas que embargan a los corazones de los niños, que sólo saben reír. 



    La educación está firmemente ligada a la formación porque mientras más saquemos lo mejor de cada  uno de aquellos que nos siguen, el Mundo será un mundo mejor, más vivo, más humano y más espiritual.


     Maestros, os invito a sembrar la simiente de mañana en nuestros niños, sin fanatismos, ni miedos, ni ideas del pasado que no son más que un simple recuerdo de la historia, escoged la semilla que vais a sembrar, con cuidado, para que la semilla no sea tan pequeña para como para que no crezca, ni tan grande para que se pudra, buscad tierra firme para sembrar, sembrad en sus corazones himnos de triunfo y gloria, y no pesimismo y podredumbre.



     Maestros, os invito a ser aquel estandarte que ondea con el viento de la victoria, a seguir vuestro ideal de amor, a ser la antorcha que ilumina el camino de la ignorancia, a ser el faro que guía al náufrago en su travesía por el océano de la vida. La labor del maestro es la más loable y noble que pueda existir, porque con su mística, el maestro puede labrar el surco de la vida en las almas de aquellos niños que comienzan a vivir, empieza a enseñar nuevos caminos por donde cruzar para llegar a un mismo fin.
    


     Maestro, tu misión, como diría el maestro Alberto Masferrer: "Tu misión es hacerte un cristal. No una luciérnaga, ni un sol, sino cristal. Un cristal que refleje la luz..."




     Sed siempre esa luz que ilumine los corazones más turbios, la luz que viene desde adentro, desde lo profundo del corazón, que se refleje en todo lo que hagáis." 


Fuente: Desnocida


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